La inatención, la hiperactividad y la impulsividad son los comportamientos clave del TDH. Es normal que los niños a veces no presten atención o sean hiperactivos o impulsivos, pero en los niños con TDH, estas conductas son más severas y ocurren con más frecuencia. Para recibir un diagnóstico de este trastorno, un niño debe tener síntomas durante seis meses o más y en un grado mayor del que presentan otros niños de la misma edad.
Los niños que tienen síntomas de inatención pueden:
- Distraerse fásilmente, no percibir detalles, olvidarse de las cosas y con frecuencia cambiar de una actividad a otra.
- Tener dificultad para concentrarse en una sola cosa.
- Aburrirse con una tarea despues de tan solo unos minutos, excepto que esten realizando una actividad placentera.
- Tener dificultad para concentrarse en organizar y completar una tarea o en aprender algo nuevo.
- Tener problemas para completar o entregar tareas; con frecuencia, pierden las cosas (p. ej., lápices, juguetes, asignaciones) que se necesitan para completar las tareas o actividades.
- Parecen no escuchar cuando se les habla.
- Sueñan despiertos, se confunden fácilmente y se mueven lentamente.
- Tienen dificultad para procesar información de forma rápida y precisa como los demás.
- Tienen dificultad para seguir instrucciones.
Los niños que tienen síntomas de hiperactividad pueden:
- Estar inquietos y movedizos en sus asientos.
- Hablar sin parar.
- Ir de un lado a otro, tocando y jugando con todo lo que está a la vista.
- Tener problemas para sentarse y estar quietos durante las comidas, la escuela y cuando se les lee cuentos.
- Estar en constante movimiento.
- Tener dificultad para realizar tareas o actividades que requieren tranquilidad.
- Ser muy impacientes.
- Hacer comentarios inapropiados, mostrar sus emociones sin reparos y actuar sin tener en cuenta las consecuencias.
- Tienen dificultad para esperar por cosas que quieren o para esperar su turno en juegos.
- Interrumpen con frecuencia conversaciones o las actividades de los demas.